Cuando todo pesa y ya no puedes fingir que estás bien

Tu mente no para ni de día ni de noche. Das vueltas a todo y cualquier cosa puede convertirse en una preocupación. Sientes el cuerpo en tensión constante, como si algo malo fuera a pasar. En terapia aprenderás a calmar ese estado de alerta y recuperar el descanso que tanto necesitas.

Quizá te hicieron creer que pedías demasiado o que eras tú quien provocaba los conflictos. Aprendiste a callar, a adaptarte y a no molestar, hasta olvidarte de ti. Hoy te cuesta confiar. En terapia trabajamos para sanar esas heridas y construir vínculos donde puedas sentirte segura y libre.

Siempre acabas diciendo que sí aunque estés agotada. Sientes culpa cuando intentas priorizarte y miedo a que te dejen de querer si no cumples las expectativas. Aprenderás a reconocer tus necesidades y a cuidar de ti sin sentirte culpable por hacerlo.

A veces te cuesta explicar lo que te pasa o temes que te juzguen si lo haces. Guardas el dolor, lo disimulas y sonríes para no preocupar a nadie. En el espacio terapéutico encontrarás una escucha real, donde podrás soltar sin miedo todo lo que has estado sosteniendo.

Cuando alguien se aleja, sientes un vacío enorme, como si te quedaras sin aire. Buscas señales para asegurarte de que no te van a abandonar y, aun así, la ansiedad vuelve. En terapia trabajamos esa inseguridad desde su raíz para que puedas sentirte acompañada incluso cuando estés contigo misma.

Vives en modo automático, cumpliendo con todo pero sin sentir placer en nada. A veces la culpa aparece incluso cuando intentas desconectar. Aprenderás a reconectar con tu cuerpo, con el disfrute y con la calma de estar presente sin exigencias.